Traspasando la realidad con un pincel... y mil sueños de papel.



25/4/08

ESCRITO NÚMERO 0


Es probable que algunos de vosotros ya hayáis leido esto, ya que actualicé mi flog con ello una vez, y algunos hasta lo tendréis por ahí guardado si en alguna ocasión os lo pasé.

Pero me apetece recordar.

Repasando mis archivos de Word he releído muchas de mis cosas. De algunas pienso que muy mal tenía que tener la cabeza para escribirlas. De otras me doy cuenta de que son dignas de tirar a la basura. Pero prefiero no tocar nada. Dentro de unos años, cuando haga repaso general de recuerdos (fotos, escritos, conversaciones grabadas, imágenes...) todo esto me sabrá distinto. Será como zambullirme en un mar de sentimientos olvidados, pero penetrantes. Será como estudiar de dónde vengo, por qué soy así, qué me hizo ser lo que soy.

Y es que a veces hemos de volver al pasado para dar explicación al presente.


ESCRITO NÚMERO 0

Con una pluma de carmín sobre un viejo papel usado, utilizando la ya escasa tinta que en el pequeño bote oscuro queda, voy a comenzar a escribir una hermosa historia sobre arcoiris de sueños y argénteas alas resplandecientes. En mi mente se arremolinan las ideas, burbujeantes, impacientes por hacerse dulces palabras en mis labios y bellos versos en un poema. Cada colorida imagen dura apenas unos segundos, y mi mano cruza veloz la hoja mientras los movimientos de mis dedos van dejando un reguero azabache de ilusión curvilínea. El tiempo se escapa, corre, vuela, se pierde en el infinito. Cuando menos me lo espero, no puedo continuar escribiendo. El bote ha quedado vacío de tantas horas en trance y sin pausa alguna. Pero mi precioso cuento de hadas está aún por terminar. Una cuchilla practica una pequeña incisión sobre mi piel para dejar correr un hilillo de ardiente tinta. Y con el color de la pasión continúo frenéticamente plasmando mi corazón sobre el blanco. Las palabras cobran vida. Refulgen como ríos de lava, llevando mi propio ser a una memoria inmortal. El verdadero amor y las lágrimas amargas se suceden sin tregua, la historia comienza a latir con fuerza con su propio ritmo desaforado.



Llevo más de un día escribiendo, y mis fuerzas comienzan a fallarme. Sólo el pulso de mi mano y la imaginación siguen adelante sin flaquear. He rellenado ya doce veces el tarrito, pero un extraño impulso salido de mis entrañas me obliga a continuar lo que aún está inacabado. Los folios se amontonan en un descolocado orden sobre el suelo a mis pies. Desprenden calor y cariño. Se atisba una presencia donde antes solo había vacío y, sin embargo, el vacío comienza a apoderarse de mí. Sigo sin parar. Vuelvo a quedarme sin medio de escritura. Ya no queda nada en mí. Mis últimas gotas de vitalidad se derraman en el frasco. Con el primer y último temblor, la brillante pluma moja su punta. Acercándola al papel escribe: FIN. No me da tiempo a suspirar de alivio. Mi cabeza cae muerta sobre la mesa.

23.10.07

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Recuerdo haberlo leído, como te dije. Creo que fue de lo primero que leí tuyo y al igual que entonces,me sigue encandilando.

Sobre el pasado, evidentemente nos vamos forjando a base de recuerdos y experiencias. A veces las circunstancias que atravesamos no son las que deseamos,pero lo que puede haber sido un mal recuerdo anterior, ahora nos sirve para modelarnos interiormente y tratar de acercarnos más a nuestro verdadero "yo", quien queremos ser en realidad. Es cuestión de ver el lado positivo de las cosas.

Besooo!

Yu-chan dijo...

'tratar de acercarnos más a nuestro verdadero "yo"'...

lo difícil es elegir el "yo" que quieres llegar a ser...