Traspasando la realidad con un pincel... y mil sueños de papel.
21/4/08
¿Cómo sienten los juguetes rotos?
¿Por qué? ¿Cómo se vuelve al pasado? ¿Cómo se desvía un glaciar en descongelación? ¿Cómo se apagan los volacanes? ¿Cómo detener al huracán?
¿Realmente hay cosas que no tienen remedio? Siendo realista ya me sé la respuesta. Mas aún no deseo aceptarlo, o mejor dicho, no puedo. La vida la forman innumerables almas, a las cuales no puedes controlar. Dependes de ellas, como una marioneta de papel, delicada y vulnerable. Y la muñeca cae al suelo en cuanto sus hilos se cortan.
Ahí está, doblada sobre sí misma. Su cuerpo ya no responde a sus deseos, fáltole el impulso que debió hacerla bailar. Como un juguete roto que su dueño ya no aprecia, rodeado de otros nuevos y mejores. Engañada, desengañada. Sus ojos de cristal por siempre abiertos y contemplando el suelo. Y sin siquiera comprender cuál fue su gran error, y por qué, por qué tuvo el destino que relegarla al olvido.
Quizá otro niño, otro menos afortunado, encuentre a la triste marioneta en algun mercado de calle. Quizá la rapte y se la lleve, lejos de los ojos mundanos, encontrando en su delicadeza una belleza escondida. Y una vez remendada, y sus hilos atados de nuevo, puede que vuelva a bailar. Y si la muñeca baila, bailará para el niño que no la supo querer. Pero bailará feliz.
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3 comentarios:
Pues... qué bonito, Yuzu-chan, me ha gustado mucho tu cuentecillo, tiene una bonita y profunda reflexión por detrás.
Lo bonito es que la muñeca baile para el duelo que la quiere mejor que para quien no la supo querer, ¿no? Lástima que no quiera bailar para él u_u...
¡Un beso!
Sabía que te había gustado esa imagen (aparecía en el video que me pasaste).
La historia es algo triste, pero has dejado el final abierto... y una muñeca siempre puede volver a bailar.
Besazo!
Niñaaaa, las muñequitas vuelven a bailar siempre, tan solo hay que tener un poco de paciencia hasta que los hilos vuelvan a estar fuertes y preparados para la agitación.
Es fácil, solo hay que esperar, la intuición se encargará de decirle cuando comenzar otra vez.
Un besico.
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