Entre los verdes brotes de ensueño,
mojado,
transparente,
tu vestido se ciñe amorosamente a tu figura,
tumbada al calor del sol
o al resplandor de los diamantes del firmamento,
eres poesía en gracioso movimiento,
curva con curva,
y tu mirada clara
y tus labios frescos
invitan a soñar con el arcoiris de las ternuras.
En cada pliegue,
en cada hoja que adorna tu cabello,
la delicadeza se hace mujer,
vestida de oro vaporoso
y coronada de destellos de plata.
Las gráciles
y pequeñas manos
se desnudan al canto del ruiseñor,
mientras una melodía muda penetra en el interior,
fundiéndose con él,
y al llegar al centro mismo del alma,
pinta de alegría e ilusión
los deseos más irrealizables.
En tus trenzas, enredada, vive una cinta roja con un lazo
No es de tela de raso, de terciopelo, ni de besos o deseos
Vive en tus trenzas un sueño que un día me robaste
En tu cabello, enredada, tu cinta roja tiene un lazo
XI · 2005
1 comentario:
Un poema fresco,bello y delicado....me gusta!! ^^
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