Traspasando la realidad con un pincel... y mil sueños de papel.



13/5/10

Salto mortal, velocidad y horizontal.




Te sientes extrañamente bien mientras no das un palo al agua. ¿Qué sensación acabas de descubrir? ¿Has decidido pasar del mundo? ¿O lo has comprendido por fin? Te has recubierto de neopreno y te has lanzado al océano sin pensártelo dos veces. Y no se te hace vasto, ni frío, ni está húmedo. Has aprendido a nadar sin agotarte contra las olas más feroces. El esfuerzo es el doble en tu carcasa de madera, pero es flexible y ondea como una sirena por el fondo marino, falto de oxígeno, lleno de euforia. Te agitarás hasta que el agotamiento acabe contigo, o hasta que alcances la otra orilla. Mejor alza el vuelo. Recuerda que puedes bailar el mar desde las alturas. Alas y aletas, ¿qué más da? Ambas impulsan el cuerpo que las posee, siempre hacia el horizonte. Siempre libres. Nada y vuela.







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