Traspasando la realidad con un pincel... y mil sueños de papel.



21/5/10

La morada

Quiería escribir hoy sobre cómo me siento, como siempre, sacando de dentro lo que sin letras en un teclado no podría sacar. Pero me siento tan idiota diciendo siempre lo mismo, cayendo en los mismos hoyos una y otra vez, que esta vez me he quedado sin palabras, se ha acabado lo que había y de momento no ha previsión de buen tiempo que lo mejore todo.

Llueve a raudales y cae la lluvia seca en un océano de tierra yerma. Ahí dentro no vive nadie. Llamo a la puerta y grito, y parece que se oye un zumbido lejano, o unos pasos, pero nadie abre, nadie se acerca. Permanece quieta y muda, de color marrón barnizado. Si me fijo, las bisagras no están oxidadas, y seguro que funcionan bien. No está atascada. Pero no hay nadie al otro lado. Nadie que quiera responder.

Me voy de allí, sólo para observar cómo otro fantasma se acerca, llama y entra. Ha entrado. ¿Quién abrió? Miro al suelo, a la punta de mis pies. Me alejo.

Está oscuro fuera. Nadie ve, nadie siente. Voy a cruzar.

No hay comentarios: