Insensible, pasota, me importa todo un rábano, y quiero pasar la noche sufriendo por algo que me emocione, algo que me rasgue el alma y me haga sangrar las cicatrices que cautericé con fuegos fugaces. Pero cierro los ojos y la oscuridad no me trae nada.
Quizá deba retomar las copas pixeladas y las letras ahogadas de antaño. Quizá deba punzarme la piel con locuras de metal frío y dedos húmedos.
Quizá vuelva a encontrar un nombre al que llamar, una palabra que perseguir.
Pero realmente no lo quiero. Aparecerá en sueños como suele hacer, descorriendo las pesadas cortinas de terciopelo carmesí, representando el papel que nunca le dieron y escapando de los grilletes que se abalancen hacia sus manos. Pero no lo quiero.
Enciérreme y denme de comer. Es todo lo que pido.
1 comentario:
ay bicha...que razón tienes...
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