La rodeó por la cintura, subió por la espalda, sintió que ella avanzaba y se dejó caer lentamente hacia atrás, agachándose con ella abrazada a su cuello hasta dar con la hierba, y se tumbó sobre ella. La caricia pasó de sus labios a su cuello y subió, sintiendo un súbito calor al llegar el aliento a la oreja, y aquellos pequeños mordiscos que lo dejaban a merced de los deseos de su amante. Ella le sonrió. Le miró a los ojos y pasó las yemas de sus dedos por sus mejillas, hacia abajo, hacia su boca, y la acarició antes de hundirse de nuevo en besos y abrazos. Él aprovechó para girarse sobre ella, y con un movimiento instintivo buscó un hueco entre su ropa y comenzó a subir su mano derecha sin dejar de besarla.
Ella terminó de quitarse la prenda, como molesta por la distracción. Buscó el cuello sobre ella y lo mordió mientras acercaba aquel cuerpo contra el suyo y lo desprendía también de su parte de arriba. Sintió cómo el tacto estimulaba su piel, desde la cintura, por el hueco entre su espalda y el suelo, hacia los hombros, y terminando en su pecho. Al pasar de nuevo por su oreja se complació con la respuesta del hombre, los dedos casi arañando, la respiración más agitada, y un gemido casi inaudible. Él hundió su rostro sobre su garganta, subió por el mentón, e hizo con ella lo mismo, pasando su lengua por el lóbulo de la oreja, y por detrás, y mordiendo casi sin control el cuello, mientras el cuerpo que abrazaba en una maraña de caricias se retorcía bajo sus manos.
2 comentarios:
Atento a la continuación, jeje ^^
Muy bien escrito! Tengo ganas de ver como lo continuas!
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