Queda una palomita sobre la mesa

Actualizo para dar a conocer mi asombro al conocer las cifras de las visitas a mis entradas. ¿Cómo es posible que en una de ellas haya más de 700? O_O

Estoy de humor cambiante y viento a favor, con un gatete menos desde el verano pasado y un semiproyecto en curso, o un curso de semiproyecto, o como queráis llamar al jamón en cuestión.

De todos los líos y movidas que tenía ahora me quedan menos. Es lo que pasa cuando no haces nada en verano, que te come el toro, te pilla el tiempo y te dan galletas de avena para desayunar (con pepitas de chocolate!!!!). ¿Tiempo de cambios? Pues parece. Ahora escucho más electrónica y menos indie, más lucecitas de colores y menos fotos en sepia. Me apetece ponerme las luces de navidad por la noche, os lo juro =S Además así me darían menos miedo las sombras y los crujidos extraños de mi cuarto.

¿Veis? Acaba de sonar algo en mi puerta. Dejo el tema que sólo consigo darme más miedo...



Un resorte y un martillo (¿trampa?). Voy a tomar mi colacao de por la noche ^___^

Flip Flap

Es de plástico cutre, rosa, verde y amarillo, medio mal pintado, medio mal pegado. Vienen dos piezas sueltas porque así gastaban menos en envases de caca, así que las tiene que poner uno mismo. Está comprado en Portugal, pero sólo viene en chino y en inglés. El mecanismo no es demasiado eficiente, pero he demostrado que puede funcionar perfectamente en las condiciones adecuadas. Tengo una florecilla alegre en un jarroncito rosa, y cuando le da la luz, se activa y se mueve, de lado a lado, de arriba a abajo. Se mueve y baila, y no puedo dejar de mirarla con lagrimillas en los ojos. Me encanta, me atonta, me hipnotiza. ¡Qué bonita es!

Parece que llego al final del camino cortado por el que anduve todo este tiempo. Me encuentro con un muro que se ha ido levantando con el tiempo. Me quedo de pie, parada, sin hacer nada frente al muro, y a cada segundo crece más. Quiero golpearme contra él hasta morir desangrada, desgarrada de dolor, agonizante en el suelo. A este paso no tardará mucho en ocurrir. Y cómo anhelo que eso ocurra...

Cuando las dos Nanas viven dentro de ti

Creo que en ninguna época de mi vida he llegado a llorar tanto. Temo secarme. Me puse mis pendientes de bolas, pero ni me di cuenta.

Cuando las dos Nanas viven dentro de ti no sabes cuando escoger una u otra. De hecho, sueles ser la equivocada en los momentos más cruciales. ¿Firme? ¿Alocada? ¿Realista? ¿Soñadora? No hay maldad en ninguna, pero una mezcla de las dos acaba por llevar a incongruencias e incompatibilidades. Y a la locura. O hacen un pacto entre ellas o se destrozarán la vida la una a la otra.

No tengo sueño, y aún así busco dormir continuamente. El estómago se me ha mezclado con el resto de vísceras, me arde, y no puedo comer. Una parte de mi cerebro se ha paralizado, otra se ha rallado. Me doy cuenta de que repito movimientos innecesarios... cojo el cucharón, lo subo, lo bajo, lo subo, el agua burbujea, lo bajo, lo subo, el agua burbujea, lo bajo... no estoy pensando en nada, algo bloquea las neuronas. Voy a dormir, olvidarme, ojalá no despierte, pero hay unos pendientes de bolas que me gustan, los hice yo, quiero ponérmelos.

Cuando se escoge entre el vicio y el amor, el vicio te proporciona el arma homicida. Bye bye, sweet blue.