Traspasando la realidad con un pincel... y mil sueños de papel.



10/12/08


-Es sólo un alma errante, déjala pasar...


Portaba en su mano derecha un viejo farol oxidado del que salía una titilante y tenue luz. En su interior la vela de grasa estaba casi consumida. Sonaba al andar el repiqueteo de los cristales ya apenas sujetos en sus marcos abollados y llenos de herrumbre. La mano izquierda sujetaba los pliegues de la capa que la cubría de la cabeza a los pies, dejando su rostro en penumbra a medianoche. Las ropas olían a humedad, a viejo y a tristeza.


Según pasaba descalza por el camino mal empedrado iba creando un sendero gélido que no desaparecería hasta la mañana siguiente. Nadie se acercaba. Todos conocían lo que se decía de ella, y no eran pocas las historias sobre desafortunados que cruzaron de noche el paseo de lágrimas y perdieron hasta las ganas de vivir...

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