Traspasando la realidad con un pincel... y mil sueños de papel.



30/8/10

Dream

Sin esperárselo, ella alzó los brazos y su dedos se cerraron entre los mechones de su pelo, cerrando los ojos, acercando sin miedo su boca. Con las manos en su rostro terminó por acercarla, dejando que los labios de la muchacha exploraran los suyos mientras una dulzura salvaje aceleraba el paso de su sangre.

La rodeó por la cintura, subió por la espalda, sintió que ella avanzaba y se dejó caer lentamente hacia atrás, agachándose con ella abrazada a su cuello hasta dar con la hierba, y se tumbó sobre ella. La caricia pasó de sus labios a su cuello y subió, sintiendo un súbito calor al llegar el aliento a la oreja, y aquellos pequeños mordiscos que lo dejaban a merced de los deseos de su amante. Ella le sonrió. Le miró a los ojos y pasó las yemas de sus dedos por sus mejillas, hacia abajo, hacia su boca, y la acarició antes de hundirse de nuevo en besos y abrazos. Él aprovechó para girarse sobre ella, y con un movimiento instintivo buscó un hueco entre su ropa y comenzó a subir su mano derecha sin dejar de besarla.

Ella terminó de quitarse la prenda, como molesta por la distracción. Buscó el cuello sobre ella y lo mordió mientras acercaba aquel cuerpo contra el suyo y lo desprendía también de su parte de arriba. Sintió cómo el tacto estimulaba su piel, desde la cintura, por el hueco entre su espalda y el suelo, hacia los hombros, y terminando en su pecho. Al pasar de nuevo por su oreja se complació con la respuesta del hombre, los dedos casi arañando, la respiración más agitada, y un gemido casi inaudible. Él hundió su rostro sobre su garganta, subió por el mentón, e hizo con ella lo mismo, pasando su lengua por el lóbulo de la oreja, y por detrás, y mordiendo casi sin control el cuello, mientras el cuerpo que abrazaba en una maraña de caricias se retorcía bajo sus manos.

28/8/10

Have you ever tried to drink sky-blue blood?

Sin apenas proponérmelo he recopilado tantos recuerdos en unas pocas horas que he estado al borde del llanto. Aquellos actos de desprecio ahora se vuelven protectores, aquellas risas fáciles son momentos envidiables, esas lágrimas que caían sin remedio se echan de menos cuando todo lo ves a través de varios años de distancia.

Insensible, pasota, me importa todo un rábano, y quiero pasar la noche sufriendo por algo que me emocione, algo que me rasgue el alma y me haga sangrar las cicatrices que cautericé con fuegos fugaces. Pero cierro los ojos y la oscuridad no me trae nada.

Quizá deba retomar las copas pixeladas y las letras ahogadas de antaño. Quizá deba punzarme la piel con locuras de metal frío y dedos húmedos.

Quizá vuelva a encontrar un nombre al que llamar, una palabra que perseguir.

Pero realmente no lo quiero. Aparecerá en sueños como suele hacer, descorriendo las pesadas cortinas de terciopelo carmesí, representando el papel que nunca le dieron y escapando de los grilletes que se abalancen hacia sus manos. Pero no lo quiero.

Enciérreme y denme de comer. Es todo lo que pido.